María de la Encarnación  Carrasco Tenorio

 

    Nace en Puebla de Guzmán (Huelva) en 1840. Ingresa en la Compañía de Maria en 1855, donde sostendría grandes luchas internas en su afán por consagrarse al servicio de los más necesitados.

          En 1876, fuera de la Compañía, se entrega a la docencia de adultas y niñas sin escolarizar, e idea constituir una Congregación Religiosa que se dedique a ese apostolado. El 1878 toma el hábito franciscano en la iglesia de Capuchinos de Cádiz con tres hermanas más.

        El Padre Medina en su oración, meditaba constantemente la necesidad de fundar un instituto religioso que se consagrase por completo a la educación sólida y religiosa de tantas criaturas necesitadas cobijándolas y amparándolas en su orfandad

        D. Francisco de Asís Medina ha encontrado en María de la Encarnación la gran colaboradora que buscaba para llevar a cabo esta gran misión por su gran celo para acoger y ayudar a niñas necesitadas.

         Casi sola durante diez años gestionó un internado de niñas abandonadas, incluida la búsqueda del sustento material para ellas. En 1891 se consolida su obra con la aprobación de las Constituciones, por el obispo de Cádiz  D. Vicente Calvo y Valero.

         En 1892 comienza las fundaciones. Su entrega incondicional a la voluntad de Dios la lleva por un camino de humildad y pobreza, en el que manifiesta su caridad a todos los necesitados, pero especialmente a las niñas, huérfanas y abandonadas.

         En 1915 queda totalmente ciega y su salud muy quebrantada. Muere el 24 de noviembre de 1917 con gran paz, dejando en su obra el testimonio de su abnegado servicio.

Su Aportación a la Iglesia

       Madre Encarnación, que entendió claramente su momento histórico, vivió su fe y la hondura de su amor dando respuestas a las necesidades de su tiempo, compartiendo las alegrías, dolores y esperanzas de su pueblo.

         El sufrimiento del pobre – concretamente el de las niñas gaditanas abandonadas- fue el lugar donde resonó para ella la voz de Dios. Empujada por el Espíritu, enriqueció a la Iglesia con su estilo franciscano de simplicidad y alegría evangélica. Asi retorno al Creador todo lo que había recibido, considerándose instrumento de su amor en el servicio a los hermanos. 

Consiguió cambiar el dolor y la desesperación de muchos necesitados en un camino de vida y esperanza.

         Madre encarnación se dedico con todas sus fuerzas a la misión de la Iglesia a favor de las pobres (CC.GG. 4) 

        Su deseo fue construir una pequeña fraternidad de hermanas, que dieran testimonio de amor; una pequeña Iglesia que sintiera el latir de la Iglesia universal.

Con estilo franciscano

         Ella hizo suyos los problemas de los demás solidarizándose con todos. Con delicadeza y ternura los ayudaba siempre con gran constancia aunque se sintiera rendida.

Descubrió el rostro de Dios al estilo de Francisco de Asís en toda la creación.

         Las Hermanas franciscanas del Rebaño de Maria quieren vivir el carisma que el Espíritu  Santo suscitó en Madre Encarnación. Por eso dedican su vida y actividad a buscar el bien de los hermanos y ser testigos del Reino, con un marcado estilo de caridad, de humildad, de sencillez, de acogida a favor de los más necesitados, bajo la protección de Maria, Madre del Buen Pastor, y fieles al espíritu franciscano del Instituto.

 

Su carisma

Dar gloria a Dios - Pobreza - Minoridad - Sencillez - Confianza - Servicio - Alegría - Humildad - Acogida - Caridad

 

 PENSAMIENTOS